miércoles, 31 de marzo de 2010

Bang in my head: eres mi reina (I)

Ante todo quería dar las gracias públicamente a mi mujer por haber escrito un post tan maravilloso como el anterior explicando lo que nosotros vivimos; puedo juraros que no hay fantasía, que no hay ninguna exageración: simplemente nosotros. También gracias a los que habéis comentado y nuestro primero seguidor....Nos hacéis sentir orgullosos, porque no tenemos ninguna intención más que sentir el morbo que nos da plasmar nuestras experiencias y releerlas y ver como la realidad supera siempre la ficción, así que ante cualquier duda existencial no nos dudéis en preguntar o consultar porque sóis el escribano cuya aprovación de nuestros textos bloggeros y noveles nos hace sentir aún más satisfechos.


Así que allá va otro relato de nuestras aventuras y locuras que hacen que cada día estemos más enamorados..... porque sabemos que hemos encontrado esa parte que nos complementa. Ojalá os guste:


Son las 4 de la tarde del miércoles, estoy muerto de sueño en el bar de delante la oficina y los párpados se me cierran sin que yo les de autorización, a estas horas mi mujer debe salir del trabajo y yo justo voy a entrar. Muevo como un zombie la cucharilla por las paredes de la taza de café mientras me leo por enésima vez los poemas de “La Tregua” de Bendedetti , un encargado de un taller cercano le grita a uno de sus empleados que ha metido la pata y.... no me interesa. Me voy al baño a vaciar mi mente y la bufeta que vive un poco más abajo de mi estomágo. Miro alrededor, no hay nadie y veo como ese water mugriento con la puerta con el pestiño quebrado me está llamando, entro e intento bloquear la puerta con la espalda. Mi respiración comienza a agitarse conforme me voy desabrochando los pantalones y también noto como el bulto que hay debajo de mi slip comienza a crecer lentamente, cualquiera se habría muerto de vergüenza, yo estaba poseído por mi deseo. Terminé de bajarme los pantalones y los slips.... Y ahí estaba la correa que lo sujetaba, ese plug negro que tenía que llevar toda la tarde dentro de mi culito por petición expresa de mi mujer, desabroché la correa y empecé a tirar del plug suavemente hacía fuera... Despacio muy despacio notaba como el lubricante iba saliendo hacía fuera al mismo tiepo que el plug, cuando terminó de salir solté un leve gemidito mezcla de dolor y alivio.


Eso me desconcertaba, no podía decir que adorara llevar ese juguetito en mi culo pero tampoco podía decir que no lo volvería a hacer nunca. Así que respiré profundo por unos instantes y me lo volví a meter con un poco de presión, mi cuerpo lo asimiló poco a poco y lo volví a notar dentro de mi. Quedé bastante alucinado que mi cuerpo no notara más molestia que cuando probé ese huevo vibrador con mi nena hace unos meses.

Intenté pasar la tarde trabajando delante el ordenador sin moverme mucho pues notaba como aplastaba por detrás a mi pobre próstata, encima hacia un par de días que me alimentaba a base de papillas y no podía merendar... Mierda de enema después de comer... Sólo pude tomar ese maldito café. Salí del trabajo y me fui corriendo hacia la estación, tenía que llegar a casa antes que ella, quería darle una buena sorpresa. Pero cuando abrí la puerta de casa había velas donde normalmente había la cena, las ventanas estaban con las persianas totalmente bajadas y ella sentada en el sofá.


Con una camisa blanca desabrochada y las piernas cruzadas, su pelo totalmente suelto le llegaba a la cintura. La luz nocturna no me permetía ver los reflejos de esos ojos tan preciosos que tenía, ni su sonrisa. Me desnudé ahí mismo, me arrodille y le empecé a besar por los pies, fui subiendo poco a poco hasta llegar a las rodillas, me agarró del pelo y tiró de mi hacía su cara. Nos besamos de forma apasionada, la amaba y estaba preciosa, y puse todas las fuerzas del mundo en que sientiera mis sentimientos en sus labios, ella empezó a ronronear como una pantera hambrienta y de repente me mordio el labio inferior de forma muy fuerte y empezó a pellizcar mis pezones, yo no hice nada, no dije nada.


Sabía que en esos momentos por fin podía ser ella, ser esa mujer sensible y pasional que me ha cambiado la vida. Volvió agarrarme la cabeza mientras abría las piernas y me dejó oler su sexo, estaba empapada, yo me permití la licencia de hundir mi nariz dentro de él, le encantó y empujo hasta que no tuve más remedio que respirar por la boca. Nos levantamos los dos y cogidos de la mano fuimos a nuestro dormitorio.


- Sube amor – me dijo mientras me señalaba la cama


Me puse a cuatro patas en la cama quedando mi culo reflejado en el espejo del armario. Escuche como volvía y vi como una luz de vela iluminaba la habitación por mi espalda, escuche el ruido seco de unos tacones, sin duda se estaba poniendo sus botas. Me desabrochó la correa y saco el plug y con dos de sus dedos girando en mi ano comprobaba si había sido un chico bueno para él y alguien innaccesible para los demás, siempre me gustó ser así. Escuché más ruidos y se posó ante mi con un strapon nuevo color carne, distinto a los que teníamos y habíamos probado, este era mucho más grueso aunque algo más corto. Ya sabía lo que tocaba asi que me comí esa verga de goma como si fueran los pechos, el sexo o la boca de mi mujer, notaba el olor de sexo de ella a través de la rajita que tenía el arnés, agarró mi mano y la pasó por su sexo; chorreando.


Se puso detrás me echó vaselina liquida y poco a poco y con confianza hicimos entrar ese bicho que debia hacer 18cm de largo por unos 8 de ancho en mi interior. Empezó un suave vaibén y cuando no causaba sensaciones nada desagradables en mi noté calor intenso de la cera por toda mi espalda, mi culo sin querer se volvió a encoger como si fuera una virgen el día de su debut y me costó mucha relajación poder volver a follarme la polla de mi mujer; ella ya sabía lo que se hacía, trasto jajaja. Me empezó a masturbar y a causa de la presión del arnés eyaculé muy rápido dejando la colcha hecha un desastre, ella empezó a gemir y a embestirme cada vez más fuerte, yo empecé a notar una sensación nueva... Como un cosquilleo cada vez que eso me entraba hasta el fondo y el placer obvio salia fuera. No era una sensación nada desagradable, tanto que gracias a un buen manoseo testicular mientras me mordisqueaba suave la espalda hizo que tuviera una erección de espanto, se salió de mi, sacó el arnes y me volteó.


Encima mía entro mi pene dentro de su sexo y noté que estaba ardiendo, yo ya había vacíado la semilla del deseo una vez así que me dispuse a moverme de forma salvaje, saltabamos en sentido contrario... Yo hacía arriba intentando entrar hasta el fondo de su sexo y ella hacía abajo para notar todo el impulso, tuvo un orgasmo y no paramos y en seguida le llego el segundo, noté como un chorrito caliente bañaba mis piernas. ¡Había tenido un squirt! ¡Esa era mi mujer! Mi cabeza estaba ida, yo sólo pensaba en hacerla gemir y gemir y gemir, en que disfrutara por mi culpa, hasta que al final no pude más y la dije que me iba a correr, sacó mi pene de su sexo y se tumbó a mi lado y comenzó a masturbarme. Sin darme cuenta ya estaba eyaculando otra vez. Terminamos los dos tumbados encima de la colcha, llena de esperma, flujos, lubricante y sudor, nos besábamos, mis dedos buscaban su clitoris y mis brazos no separarla de mi nunca jamás. Caí en la cuenta que habíamos gritado y no habíamos cerrado la ventana del patio interior, nosotros estábamos extasiados y felices de habernos encontrado....Los vecinos...enojados respondiendo el por qué de nuestra mudanza de nuestra anterior vivienda.

Te quiero mi vida.

1 comentario:

  1. Es impresionante y excitante la situacion de estar ante los demas y notando como en el culo tienes algo clavado que te recuerda de quien eres,a quien pertences y a su vez que lo haces porque la amas a esa persona,como una unio de complicidad,mencantan vuestros relatos,saludos.

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